El rostro momificado del faraón egipcio Seti I, de 3.298 años de antigüedad: era negro
Desde que los europeos y los árabes invadieron Kemet/África, hace más de mil años, han estado fascinados y obsesionados con el vasto conocimiento y herencia que alberga el continente africano.
Durante siglos, han desenterrado las tumbas antiguas de africanos notables de diversos imperios, reinos y culturas, en un intento por comprender cómo África llegó a ser tan magnífica en civilización, tecnología y cultura.
Cuanto más buscaban, más pruebas innegables encontraban que apuntaban al hecho de que la civilización africana era anterior a la civilización europea y occidental. Esto llevó a muchos egiptólogos e historiadores a encontrar formas de desacreditar el origen negro/africano del antiguo Egipto (Kemet).
Durante cientos de años, han tratado de explicar que Egipto fue construido por extraterrestres, blancos o incluso gigantes. Pero todas estas mentiras llegan a su punto más bajo cuando se exhiben pruebas como el rostro momificado del faraón Menmaatre Seti I.
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